¿Qué es el lenguaje socio-pragmático y porqué es importante? agosto 5, 2022 – Publicado en: Uncategorized

 

La pandemia de COVID-19 ha impactado en el desarrollo y aprendizaje de los estudiantes en todo el mundo. La evidencia que va emergiendo es que el impacto en el aprendizaje ha sido sustancial y que la brecha de inequidad de los aprendizajes ha crecido aún más (Patrinos et al., 2022).

El lenguaje sociopragmático son aquellas habilidades que usamos en nuestras interacciones diarias con los demás. Esto incluye habilidades para conversar, el uso de gestos no verbales, el entender pistas sociales o comunicación no verbal y el poder interpretar todo este “lenguaje social” para poder solucionar problemas e interpretar y expresar emociones. Estas habilidades se desarrollan a partir de muchas áreas y prácticas diarias (Kasper, 1997).

Una de las áreas donde hay más impacto en niños y niñas de edad preescolar es el desarrollo de las funciones ejecutivas y del lenguaje. Estos dos años fuera de las aulas les han impedido tener oportunidades para lograr este desarrollo en un momento clave. Un factor importante para que esto suceda ha sido la falta de interacciones con otros niños(as).

Las funciones ejecutivas, se desarrollan entre los 3 a 6 años y son incentivadas por oportunidades para jugar e interactuar. Estas son actividades que los niños y niñas no han tenido durante estos 36 meses, y es en esta edad y en esos momentos donde ellos desarrollan la habilidad de leer emociones en los demás y en ellos mismos y reaccionar de acuerdo a esos gestos, de regularse con esas interacciones y oportunidades de repetir juegos o conductas muchas veces, y de poder regular sus emociones de acuerdo a la exposición que tienen en estas diferentes situaciones.

El lenguaje socio-pragmático

Nuestros niños de 4 años – por ejemplo – ya han pasado más de la mitad de su vida sin interacciones con otros pares o en todo caso usando una pantalla. Así mismo, el uso de mascarillas ha impedido que puedan leer gestos en los demás y poder reaccionar de acuerdo a ellos. Si bien es cierto que los niños y niñas mayores también han sufrido, son los niños menores de 5 años quienes han sido más afectados.

Las interacciones remotas o a través de una pantalla no les permitieron tener exposición al lenguaje corporal y a las “pistas sociales”. Así, por ejemplo, tenemos conductas en los dos extremos. Observamos muchos niños/as con miedo y timidez o aquellos que no tienen normas de socialización internalizadas. En el caso de los miedos, estos pueden causar que tengamos niños y niñas con menos ganas de tomar riesgos, limitando su curiosidad y moldeando así también sus formas de ver el mundo.

Los niños y niñas a esta edad están aprendiendo a reclamar y articular cómo se sienten. Al reiniciar las clases presenciales, el distanciamiento social impidió que tengan oportunidad de estar expuestos a esta parte social del lenguaje, es decir cómo usamos el lenguaje para socializar, ya sea para tener conversaciones, tomar decisiones, leer situaciones o manejar conflictos. Por ejemplo, muchos también han perdido oportunidades de aprender a leer expresiones faciales y sentar las bases para el desarrollo de la empatía. Las clases virtuales, por más bien planificadas, no ofrecen la oportunidad para interactuar en interacciones de ida y vuelta que son clave para el aprendizaje. Los niños aprenden haciendo y experimentando mucho más que mirando demostraciones de cosas que pasan.

Así en el otro extremo de conductas observadas, los grupos pequeños o “burbujas” que se armaron al retornar a las aulas, también han reducido las conversaciones en persona y las relaciones interpersonales que son la base del lenguaje, la literacidad y las habilidades sociales y emocionales. Los niños sienten que hay algo que falta aunque no hayan estado expuestos a ello y reaccionan de forma irregular ante diversos eventos, con rabietas o llanto sin razón aparente, o miedos o comportamientos regresivos. Por ejemplo, muchos niños y niñas de 4 años no saben “pedir” cuando tienen que ir al baño, mientras otros se olvidan de cómo ponerse los zapatos o simplemente tienen miedo de intentarlo. La cantidad de niños y niñas sin regulación emocional es grande en las aulas del nivel inicial.

¿Qué podemos hacer?

Los niños pequeños son resilientes, ellos también están aprendiendo a entender el mundo que los rodea y navegar en él. Las interacciones positivas con adultos que los cuidan son esenciales y urgentes.

La calidad de las conversaciones y el tiempo que pasamos con ellos nos ofrecen la posibilidad de conseguir esto. El lenguaje de los niños pequeños se desarrolla con interacciones de ida y vuelta donde se puedan modelar pistas sociales. Las investigaciones científicas han encontrado que este tipo de conversaciones ayudan a desarrollar el cerebro de los niños.

Cerrar nuestras pantallas y algo simple como sentarnos con ellos a conversar sobre lo que están haciendo es lo que nuestros niños y niñas necesitan. ¿Qué estás construyendo? Cuéntame cómo lo haces. Cuéntame cómo te sientes. Son algunas preguntas para abrir estas conversaciones que ayudarán a los niños a empezar a expresar lo que piensan y sienten. Necesitamos partir de qué es lo que quieren nuestros niños y niñas en ese momento de apertura de la comunicación.

Reconocer sus sentimientos de frustración, miedo, timidez, o alegría es importante. A veces nuestros niños/a aún no pueden identificar cómo se sienten ni porqué. Decirles “sé cómo te sientes, yo también a veces tengo miedo”, les ayuda a identificar sus emociones pero también a entender que esto puede pasarle a muchas otras personas. Decir de forma explícita cómo se sienten otros niños, los ayuda a reconocer gestos y les ayudará a dar pistas sociales para poder desarrollar la socialización necesaria para interactuar con los demás.

Estas prácticas se tienen que dar de forma consistente, cada día por mucho tiempo para poder ayudar a nuestros niños y niñas a desarrollar ese lenguaje socio pragmático que es clave para su desarrollo integral.

 

 

BIBLIOGRAFÍA:

📌Patrinos, Harry Anthony; Vegas, Emiliana; Carter-Rau, Rohan. 2022. An Analysis of COVID-19 Student Learning Loss. Policy Research Working Paper;10033. World Bank, Washington, DC. © World Bank. https://openknowledge.worldbank.org/handle/10986/37400 🔗 License: CC BY 3.0 IGO 

📌Kasper, G. (1997). The role of pragmatics in language teaching education. In K. Bardovi-Harlig & B.Hartford (Eds.), Beyond methods: Components of second language teacher education (pp. 113-136). New York: McGraw-Hill.